sábado, 2 de julio de 2011

Copa del Rey de Triatlón

LA EXIGENCIA DEL EQUIPO
Después de una semana tranquila, disfrutando de los niños y de las playas de Portonovo, el jueves llegamos a Ferrol para otro intenso fin de semana.
Si ya había entrenado poco, la llegada de Alberto y familia, todavía dificultaba más cualquier tipo de preparación, así que había que dejarlo todo al trabajo hecho anteriormente y las buenas sensaciones del europeo (os he dicho que soy top 10 europeo?, jeje).
El día de la Copa, y ya con Uge en la habitación, nos vamos a la reunión técnica de por la mañana. Lo único significativo era el uso de neopreno. La climatología era muy buena y, a las 12 de la mañana, la ría era como una piscina.
La estrategia era de realizar la prueba todos juntos e intentar que Oscar terminará la carrera con nosotros. Pero la Dirección Técnica estimó que podíamos pelear por el podium de la prueba Open y decidió que Uge bajara del equipo A para echarnos una mano. Esto hizo que la prueba tomará una exigencia mucho más grande y, en la bici y la carrera a pie, ya no se iba a esperar a nadie salvo que fuera necesidad.
Regresamos al hotel, comemos y cuando volvemos a Ferrol, el viento hacía que la sensación térmica fuera desapacible y que la corriente de la ría entrara en juego para la carrera.
Nos juntamos todo el equipo y nos preparamos para la salida.
La estrategia de natación era intentar aprovechar la corriente, Alberto y Oscar ayudando a Jorge y Uge, Fer y yo, llegar lo más juntito posible. Creo que se nos dio bastante bien y aunque Jorge sufrió un poquito, hizo un buen segmento y rápidamente nos pusimos en marcha con las bicicletas.
Primera vuelta algo nerviosa, reconociendo el terreno e intentando repartir esfuerzos. En la segunda intentamos organizarnos y darnos unos relevos, pero a mí me entró una sensación de asma que no me dejaba coger aliento y en todas las subidas me quedaba un poquito del grupo, aunque seguramente era que los demás iban muy fuerte, sobre todo Jorge. Gracias a los empujones de Alberto y Oscar, que lo dio todo en la bici, terminamos la bici todos juntos y con mucho ánimo.
Buena transición y ya estamos todos en carrera, aunque Oscar sabíamos que, debido a su todavía no completada recuperación, nos iba a dejar pronto. Yo sigo con los problemas respiratorios y el primer repecho no me ayuda a coger el ritmo, pero intento no desesperarme aunque le pido a Uge, Fer y Jorge, que nos iban marcando el ritmo a Alberto y a mí, que bajen un poco el pistón.
Con los empujones de Uge y los ánimos de los compañeros y familiares, terminamos las dos primeras vueltas, esperando que las buenas sensaciones del fin de semana pasado aparezcan y pueda acompañar a mis compañeros hasta el final, pero la exigencia de la bici paga factura y prefiero no penalizar a mis compañeros, que empiezan a cambiar al ritmo para llegar a meta con unos metros de ventaja.
Al final sólo pudimos ser 5º, pero el lujo de compartir carrera con estos pedazos de máquinas te lleva a un nivel de exigencia difícil de igualar en una carrera individual. Desde luego, nadie se acordó de que al día siguiente tocaba el Acuatlón y los dimos todo en carrera. Un privilegio para mí.
Después nos quedamos a ver a las chicas y a los chicos del equipo B, intentando devolverles los ánimos que ellos nos habían dado a nosotros y disfrutando viendo como defienden los colores del club en una competición que, al ser por equipos, siempre tiene un encanto especial.
Después de la carrera, la reunión técnica del Acuatlón y a recuperar fuerzas en la cena con todos los compañeros. Sin duda, uno de los momentos más especiales del fin de semana.

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